miércoles, 12 de agosto de 2009

The Valencia Earphone Massacre



Es día 30. Nuestro periodo de prueba acaba hoy, si pasamos las seis horas que quedan seremos oficialmente trabajadores con contrato de obra, lo que en el telemarketing significa que estás blindado. Hablo por experiencia, yo he intentado tirar a unos cuantos teleoperadores que hacían lo que le salía de las narices y jamás lo conseguí. Es imposible.

En mi primera pausa visual me encuentro con una de mis compañeras de curso, ya de por si histérica.

- ¿Crees que nos van a tirar? - en treinta días me ha hecho esa pregunta unas dos mil doscientas veinte veces.
- No tiene pinta, la verdad. Si han estado ofreciendo ampliaciones de horario es porque necesitan a gente. Y no nos hemos tragado seis semanas de curso para que ahora nos larguen - le repito casi literalmente lo mismo que le he dicho desde la primera vez que me preguntó.
- Es que Vicente dice que hoy nos vamos todos a la calle.

Vicente es mi excompañero de almuerzos, veinte minutos que ya no compartimos porque ha ampliado horario y le han cambiado las pausas. Está deseando que lo tiren, para cobrar el paro y olvidarse de esto.

Vuelvo a mi sitio y la mañana transcurre como siempre. Gente que no paga, gente a la que le cortan el suministro, gente que quiere pagar hoy mismo.

En la segunda pausa me encuentro con Vicente y otra chica de nuestra promoción. Me uno a su marujeo.

- Tio, no le digas a ciertas personas que nos van a tirar seguro que luego me taladran a mi.
- A todos no, pero muchos nos vamos a la calle hoy. Yo entre ellos.
- Veo que mantienes intacta la fe.
- Ya verás.

Sobre las doce me tomo mi penúltima pausa y veo cierto movimiento. La verdad es que el es puesto que me ha tocado esta semana no me entero de nada, estoy en un rincón cerca de una ventana y me paso la mañana sin saber que pasa en el resto de la plataforma, pueden estar acuchillándose con cutters oxidados que hasta que no se acercaran a pincharme yo seguiría tan feliz.

- Han empezado a llamar a la gente - me dice Lorena. Mala leche, directa, un poco chula. Me cae genial, la verdad.
- ¿Cuándo?
- Hace un cuarto de hora. Se los llevan al despacho del tipo ese de traje y salen con una hoja.
- ¿Cuántos?
- De momento cinco o seis, pero creo que vamos todos.

Menudos hijos del demonio, pienso en voz alta. Paso por que nos tiren el último día, en Cutretech también se hacía así. Apuran hasta lo que les permite la ley. Pero por lo menos allí avisaban a primera hora, no te tenías que comer un último día con esa intranquila sensación de no saber si van a venir a por ti o no. Y te pagaban el día, tenían esa delicadeza. Aquí ni eso.
Vuelvo a mi micromundo y subo el asiento, para tener una vista panorámica de la película.

Siguen desfilando. Me paso las llamadas mirando a mi espalda, esperando que alguien venga a por mi. Son las 13:20 y aquí no aparece nadie. Última pausa. Me la tomo en el puesto, para que me vean lo menos posible.

Llegan las 14:00 y me desconecto del teléfono. Camino despacio, en linea recta. Me encuentro con Roberto que me dice que a el tampoco le han dicho nada. Firmamos la salida lo más rápido que nuestro estilo caligráfico nos permite y salimos por la puerta, acelerando el paso. Bajo nos encontramos con cuatro de las chica a las que han tirado. Me enseñan la carta "no supera el periodo de prueba". Lo de siempre, yo mismo he dado unas cuantas igual a esta.

- No nos han dado ninguna explicación. No damos el perfil.

Es cierto que algunos casos se veían venir desde el primer día de curso. Otros eran más dudosos y tres o cuatro injustos. Todos a los que han tirado había firmado ampliación de horario. Igual no les gusta la gente que tiene ganas de trabajar. Me despido de ellas y les deseo suerte en lo que vayan a hacer. Todas afirman que querían que las tiraran, que el trabajo era una mierda y las condiciones pésimas.
Con un mes de experiencia, una vez adaptado, para mi el trabajo no está nada mal. Haces tus seis horas, nadie te dice nada, (al menos a mi. Un día pregunté si me podían dar la media de mis tiempos de llamada y me dijeron que no) la responsabilidad es nula y las mañanas se pasan rápidas. Es cierto que si levantas la mano puede venir una bestia parda a atenderte, pero eso tiene fácil solución. Apáñatelas como puedas.

No sé que tipo de trabajo buscará esta gente, pero creo que los puestos de ricos y famosos están todos ocupados.