miércoles, 12 de febrero de 2014

Liberad mi móvil: a true story




En los tiempos que corren uno acaba hasta las huevos de todo tarde o temprano.Te cansas de esperar a que en "the walking dead" muera el chino. Te cansas de que en el Fifa 14 online todos los putos niños de planeta se pillen al Real Madrid y jueguen como Mourinho. Te cansas hasta de comer Ruffles (yo no me he cansado pero algún día me cansaré, estoy seguro)

Cómo no me iba a cansar de Vodafone? Eran muchos años, ya no había pasión, apenas quedaba cariño. Como soy más pobre que Basil, el ratón superdetective y aún no me he cansado de mi móvil, la solución estaba clara. Compañía cutre con internet y liberación de terminal.

La fase uno se completó rápido. Happy movil. Con ese nombre nada puede salir mal.
La fase dos ya es otra historia, que se puede dividir en atractivos episodios:

1.- Preguntar cerca de casa

Es sábado por la tarde y empieza la búsqueda.
Primer intento, un locutorio a unos 400 metros, cerca del horno.

- Hola, quería liberar mi móvil.
- Tu móvil? - dice la única persona que había en el local, un señor árabe recien despertado de un sueño de unas 16 horas.
- Sí, un teléfono móvil. Mio.
- Hoy?
- Cuanto antes! - digo. No puedo evitar meterme en conversaciones absurdas.
- El chico que libera esta tarde. Puedes tu venir luego?
- A qué hora?
- Mañana por la mañana.

Le miro con cara de Dana Scully y el tipo sonrie.

- Claro, esta tarde a las 8 vengo. Hasta mañana!

Segundo intento, detrás del Consum.

- Hola, quería liberar mi móvil.
- Cuál es? - bueno, empezamos bien. Atiende una señora de Colombia, Perú o Azerbayan, soy malo para saber de donde viene la gente.
- Un Samsung Galaxy Note 2.
- Un Samsung galaxia notados?
- Galaxia lejana - digo, muy serio.
- Galaxia lejana - repite, apuntándolo.

Me dice que espere y llama a alguien. Le dice que tiene un galaxia lejana para liberar y el que está al otro lado de la línea contesta algo que no logro descifrar. La señora cuelga.

- Sí, se puede liberar. Son 18 euros, lo dejas hoy y mañana quedamos en el parque que hay ahí detrás (enfrente de mi casa) y te lo doy.
- Pero si es poner un código, no hace falta que deje mi teléfono a nadie. Sólo quiero el código, el resto lo hago yo- respondo.
- Voy a llamar a ver - llama y habla de la galaxia lejana y de un código secreto. Vuelve.
- Nada, se lo tienen que llevar.
- Para qué?
- Para hacerlo
- Hacer el qué?

La mujer se colapsa y decido que ambos hemos tenido bastante.


2.- Un foro de móviles

Una buena opción. Veo como funciona, tu dices que quieres liberar el teléfono y te mandan privados con precios. A los 2 minutos tengo 7 mensajes, todos con tarifas bajas, aunque todos avisan que si mi móvil está actualizado (lo está) hay un 50% de posibilidades que el código no sirva y que no te devuelven la pasta.
Respondo a todos preguntando si eso es verdad, que qué tipo de liberación es esa y me dicen que sí. Escribo en el mismo tema del foro donde pedí precios, diciendo que es versión tal y que quiere un código que funcione al 100%. Me vuelven a mandar 7 mensajes, los mismos con la misma advertencia.



3.- Ir donde ya te liberaron un teléfono antes

Salgo de trabajar y me voy hacia convento, que es una zona donde hay 40 tiendas de liberación de móviles. Aparco la moto y voy a la que tengo más cerca, luego a otra, y a otra. Uno dice que no se puede, otro que tengo que dejar el móvil 2 días y el tercero me dice que sí, por 8 pavos en media hora.
Perfecto.
Como es una buena zona me voy a mi librería favorita, a la tienda de cine de al lado y a mercawoman a comprar merienda. Pasan 29 minutos y ahí estoy.

- No se puede liberar con cable - me dice el señor con barba blanca mientras le da a otro unos 20 iphones 5s precintados.
- Sí, ya lo sé. Ya lo he intentado yo.
- Liberar por código. 20 euros un día.
- Que interés con tener mi móvil un día - le digo
- Dejar móvil, 20 euros y venir mañana.
- Y si me llevo el móvil y mañana vengo a por el código?
- Qué código? - me dice, extrañado.

Salgo de la tienda encabronado y entro en la de al lado, ya puestos.

Más árabes.

- Hola, quiero liberar mi móvil, no se puede con cable y tiene que ser con código. Sólo con código.
- Sí, 6 euros.
- Con código?
- 6 euros.
- Hoy?
- Sí, ahora 6 euros.
- Genial.

Pasan 10 minutos, el tio manipula mi teléfono con destreza. 10 más. Sigue manipulando. A los 30 entran unos colegas suyos que le dicen que quieren protectores de pantalla para sus iphones, el tipo deja mi móvil y se dedica a ponerle los protectores a 3 iphones, durante 15 minutos más.

Cuando llevo casi 50 minutos ahí levanta la cabeza y me dice:

- No se puede liberar con cable, con código mañana 12 euros.
- Qué?
- Mañana 12.
- Qué? - le repito
- Código mañana, tu dejas móvil.
- Dejo también el cable? - le digo. De perdidos al rio.
- Cable?
- Sí, cable. El cable amarillo
- Cable amarillo? - sí, hijo. Algo vas a tener que pagar por putearme así.
- Sí, el cable de ventilación, el amarillo - le digo, muy serio.

Seguimos así un rato, lo tengo unos 15 minutos buscando un cable amarillo que estaba seguro que le había dado.

4.- Alguien que conoces, alguien que crees conocer.

Aviso a mi sobrino por Facebook, en navidad nos dijo que liberaba móviles. Viene a mi trabajo a por el, le digo 10 veces que sólo se puede liberar con código. Se va y vuelve 3 veces, salgo de trabajar y aún no está, pero me lo traerá a casa más tarde. Le digo que vivo a tomar viento y contesta que el viene en bici por aquí un montón de veces. A las 20 llama a la puerta y me dice que no se puede liberar.


5.- La experiencia es la madre de la ciencia ficción

Recuerdo que en el chat del trabajo la gente suele decir que han liberado el teléfono por internet, en una tienda que vende códigos y preguntan si conservan la garantía (la respuesta es no)
Entro en la página, 12.90 pavos. Te mandan el código en un par de horas, no necesitan tener tu teléfono durante 1 día, no se lo tienes que mandar. Pago con Paypal, así la reclamación será mucho más facil. A la hora me llega el código y las instrucciones.

Funciona perfectamente.

Total, que después de casi dos semanas de dar vueltas, de preguntar, de investigar, de desear matar a unas 12 personas, la respuesta estaba en mi propio trabajo.

Moraleja: Mi trabajo sigue apestando.