martes, 28 de enero de 2014

Don't luke back in anger



Dos años antes:

- El trabajo es bastante relajado. De vez en cuando, en los desbordes cogerás algún chat, pero vamos, que lo que tendrás que hacer es controlar que se atiende bien y planificar y dar alguna formación.
- Pero esto puede ser un poco aburrimiento, no? - Dije, 50% para quedar bien, 50% para asegurarme de que el puesto era para esa chorrada.
- Sí, bueno. Ya irás encontrando cosas que hacer si te aburres.
- Y el horario? - sigo preguntando, porque me están haciendo una oferta sin oferta en concreto.
- El que mejor se te adapte.
- Vale...una cosa más antes de irme.
- Dime.
- A quíén tengo que responder? A una de tus coordinadoras?
- A mi directamente. Yo soy quien te asignaré los incentivos.
- Genial. Los incentivos con respecto a qué baremo?
- Ya lo hablaremos...

Salgo del despacho y me voy al otro lado de la nave, dispuesto a aniquilar las opciones que tenía de quedarme en la empresa madre (un 55%, calculaba) y abrazar un puesto de ensueño en la empresa hija.


Ahora:

Un lunes pillo unos 65 chats. Cada primer día de la semana salgo de allí con un único y claro objetivo. Destruir este puto mundo y a los habitantes que lo llenan. No hay aburrimiento, porque en el corto momento que dejas de atender a 4 tarados a la vez, con sus rebotes y sus preguntas, intentas centrarte en los 3 tarados que tienes a la vez, intentando que baje el número a 2 tarados a la vez. No lo consigues.
No planifico ni doy formaciones. Eso duró 2 meses, hasta que un día decidieron que no hacía falta y que pillara "chats y llamadas de vez en cuando" Unos 6 meses después alguien de la empresa madre preguntó porque ya no se daban formaciones.

Bueno, entonces hablarían contigo, no?
Sí, claro.
Mejor que eso es hacer una especie de Operación Triunfo para el desarrollo de la gente, para que crezca en la empresa. Te tenías que apuntar y te daban un tema al azar para que prepararas una presentación y la hicieras delante del jurado.
- Te apuntarás, no? - Me dijo el mismo que me dijo un montón de cosas dos años antes.
- Estoy entre apuntarme a eso y a que un puñado de chimpancés me tiren mierda.

Desde entonces la relación ya no es lo que era.

El horario, seguro que el horario te lo respetaron. El que te mejor se te adapte!

Ahora cada semana entro a una hora, sin ningún tipo de lógica o sentido. Hay semanas que te lo cambian pero no te lo dicen. No te dicen nada jamás. Todo son correos electrónicos, correos que con 4 chats a la vez son un poco dificiles de leer, porque serían 5 cosas diferentes a la vez que tendrías que comprender. Total, que hay días que no se a que hora tengo que ir y llego antes. Cuando eso pasa me bajo a dar una vuelta por el centro, pensando en ratas pequeñas y en monos amaestrados.

No respondo ante ninguna coordinadora, en eso tenía razón. Una cosa es responder y otra obedecer. Sobre los incentivos, como los objetivos que me marcan no son compatibles con pillar chats, no hay. Además, un x % son "subjetivos" y yo no soy mister alegría ni he hecho la pelota en mi vida, no voy a empezar ahora por 20 o 30 pavos.

Durante unos 7-8 meses luché contra el mundo. Me van esas peleas más que a Homer las rosquillas, pero todo tiene un límite si al final no consigues nada o pierdes cosas, dejas de cagarte en todo en voz alta y te limitas a hacer lo que te dicen.

En realidad eso no encabrona, la vida es así.

El problema, la piedra angular de basura suprema es esta, utilizando una metáfora futbolera:

Juegas en un equipo de futbol, te acaban de fichar un grande y en un partido de copa le metes 18 goles a un equipito de aficionados. Ese equipo decide ficharte, no tienen delanteros y les has metido docena y media de todos los colores. Te fichan, estás un mes jugando de delantero y te piden que juegos de centrocampista. Vale, no es lo mio pero me mola. Repartes juego, das goles. A los tres meses te dicen que se ha roto el portero, que te pongas. Bueno, no soy portero pero paro bien. El equipo sigue sin un puto delantero centro, que es lo que eres tu y sin centro organizador. Da igual. Pasan los meses y te dicen que no hay nadie en taquillas, que te pongas a vender entradas. Flipas un poco, pero bueno, ahora tampoco tienen portero y les caen de todas las variedades de humillaciones. Desde taquillas dices que tu eres delantero, por si se han olvidado. Te dicen que te quitan de la taquilla, que la señora de la limpieza se ha pirado y limpias los inodoros. El que te ficho como delantero te ve limpiando letrinas y tu le miras ya indiferente.

Si, yo estoy limpiando meadas, pero honestamente. Ves los partidos y te descojonas, tu con tu ficha de delantero mirando como se meten goles en propia puerta.