domingo, 27 de diciembre de 2009

Tercera base


Cuando empezamos a vender nos cambian de base de datos. La compañía para la que trabajamos nos pasan los registros a los que llamar, en teoría ya filtrados y con opciones reales. La penúltima nos la presentaron así:
"El objetivo de esta base es más alto, ya que se trata de clientes que ya estuvieron con nosotros hace años y que se fueron por otras ofertas, son clientes que buscan la opción más económica y van cambiando de compañías cuando se les acaba la permanencia".
En la multiconferencia todos se ponen muy contentos, apuntan y apuntan en sus libretas mientras yo me sostengo la cabeza con la mano izquierda. "Menuda banda de aficionados", pienso.
Después de un día estas son las impresiones que saco de las escuchas de las llamadas en la base de datos Panacea:

- Llamamos preguntando por alguien al que la persona que contesta no conoce de nada.
- Llamamos a empresas, a los que no podemos vender.
- El que contesta sí que es por quien preguntamos. Recita unos insultos y cuelga.
- El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura.

Las escuchas se hacen eternas, los pobres comerciales no llegan a decir dos frases juntas. Pienso en ir al despacho a reírme un rato con mi fina ironía habitual, pero mi yo actual no hace esas cosas.
Por otro lado, aparte de a los agentes parece que soy al único al que le importa lo que pasa (aunque si soy sincero me importa bastante poco) En un raro momento en el que el Panda está en su puesto y no hablando con gente de otros servicios y haciendo amigos entre departamentos, le pongo al tanto de la situación, a ver si coordina.

- Esta base es genial, es todo lo que no habían prometido y más.
- Ya he visto que no hablan mucho. Voy a hablar con los jefes.

A la media hora vuelve, le han mandado por enésima vez que haga un sondeo a ver que pasa.

- Me han dicho que les haga un informe con el tipo de cliente que nos estamos encontrando.
- No hay tipo de cliente. No hay cliente.
- No parecen muy preocupados.
- Creo que pasan de este servicio casi tanto como de las cortinas.
- Es que cobran por horas, no por ventas.
- ¿Cómo?
- No se lo digas a la gente, pero les pagan por horas trabajadas.

Vaya revelación. Por eso pasan tanto, si nos dan una base de mierda devolvemos un informe confirmando que es mierda. Y yo aquí, escuchando tonterías y auditando ventas. La piel se me empieza a poner verde y a mi yo Banner le cuesta contener a mi yo Hulk. Cuento hasta diez mil y me calmo. De momento.
Le prometo al Panda que no les diré nada de lo que me ha contado y me meto en el despacho.

- Esta base de datos es letal.
- Ya os hemos dicho que hagáis un sondeo, esta noche tendremos que dar una explicación de resultados.
- Con la otra nos empezaba a ir bien...
- Tenemos que trabajar con la que nos pasen.
- Con esta los objetivos son imposibles - ¿queréis jugar a yo-no-se-nada? me apunto.
- Lo reportaremos.
- Creo que somos muy suaves con "el cliente". Si es marrón y huele mal es mierda.
- No podemos decirles eso. Hay que tener tacto...
- Yo he tratado con clientes más importantes y he dicho las cosas claras.
- Bueno, aquí hacemos las cosas de otra forma.

Siempre que salgo de ese despacho tengo la sensación de que no han escuchado ni una palabra de las que he dicho. Eso sí, antes de irme me vuelven a dar el sermón de que mi puesto es el más importante de la campaña, que soy el responsable de calidad (yo, un administrativo) y que tengo que seguir con el gran trabajo que estoy haciendo.

Banner tiene los días contados.








lunes, 21 de diciembre de 2009

The Curtain Affair



Todavía no me he adaptado a mi nuevo puesto y ahora nos cambian de sala. Según dicen es porque va a entrar un nuevo servicio y donde estamos hay demasiados puestos libres. Nos dicen que el otro sitio es igual, que no vamos a notar la diferencia.
Es el día siguiente y mi tarjeta no abre la puerta de nuestra nueva zona. Voy a recepción a preguntar.

- Hola. Hoy empezamos allí pero no me abre.
- No va a abrir, esa puerta es de emergencia.
- Ah.
- Tenéis que dar la vuelta.

Genial. Sales del ascensor y estás a cuatro pasos de una puerta que da justo a donde trabajamos pero resulta ser una puerta de emergencia. Estéticamente es igual que las puertas corrientes, incluso tiene el lector de tarjetas al lado.

- ¿Me quieres decir que tenemos que pasar por dos salas y molestar a la gente que está trabajando cada vez que entremos y salgamos?
- Eso ha dicho la jefa.
- Muy inteligente.
- Ya.

El WC está al lado del ascensor, así que vamos a hacer este camino unas cuantas veces al día. Mientras paso entre un montón de gente que no conozco me pregunto cuando tardarán en quejarse de nuestros (seguro ruidosos) paseos.

Llego a mi tercera mesa en la empresa y miro el mapa otra vez. Sí, es ahí.
Me han situado cara a la pared. Si miro a la izquierda tengo un ventanal gigante, si miro a la derecha veré al coordinador. Para ver a los agentes tengo que dar un giro de 180º.

- Esto debe ser una broma - digo, pensando en voz alta.
- No creo - dice el coordinador.

Pero las alegrías no acaban ahí. A los diez minutos me doy cuenta que estoy sudando, en la calle hace menos de 5 grados y aquí debemos estar a 35. Miro hacia la ventana y encuentro una de las razones. No hay cortinas.

- Panda, no hay cortinas - (así es como llamamos al coordinador) (Osito Panda, no cortinas)
- Lo sé.
- Pero a la hora que entra la gente les va a dar directo. Reflejos en las pantallas, en los ojos, calor abrasador...
- Ya lo he dicho. Me han dicho que tienen las cortinas pedidas desde hace meses.
- Todo solucionado entonces.

Me acerco al aparato que controla el aire acondicionado y me doy cuenta que está en calefacción.

- Panda, esto está en caliente.
- Lo sé.
- En calor tropical.
- Sí.
- ¿Es cosa tuya?
- No, son las de el otro servicio, que tienen frío.

Acabando noviembre y en manga corta. Ahora lo entiendo todo. Las dos salas que tenemos que atravesar son una especie de limbo, las temperatura va adaptándose, preparándote para el clima al que te diriges. La primera vez que voy al baño, antes de formular mi teoría, casi no puedo echar gota del frío que tenía.

Cuando llegan los agentes empieza el verdadero festival. Son 8 pero se quejan como doscientos. Problema de otro. Yo me limito a mirar a mi horizonte particular, una pared de color crema, salpicada por los incómodos rayos del sol de mediodía.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Opposite day



Es nuestro último día de periodo de prueba y no queda casi nadie a quien tirar.
En dos semanas han pasado unas cuantas cosas:
- Han entrado seis personas nuevas.
- Han contratado a un coordinador.
- Han tirado a otros dos comerciales.
- Me han cambiado de mesa.

En mi recientemente creada personalidad pasota los cambios apenas me han afectado. Puede que el último punto en otro tiempo me hubiera mosquedo, pero en mi nueva LowProfileLife me da exactamente igual. Ahora estoy en un sitio más tranquilo, ya no me molestan con preguntas, ahora agobian a otra persona.
El coordinador ha empezado con energía. Hace reuniones diarias antes de empezar la jornada, anima a la gente, tiene iniciativa. A ver cuanto le dura. De momento nuestra relación es de Maestro-Padawan, le enseño como funcionan las cosas y llama a mi extensión unas 523 veces al día.

- ¿Cómo se hace esto?
- Así

Dos minutos después

- ¿Cómo me has dicho que se hacía esto?
- Así.

Tres minutos después

- ¿Cómo me has dicho que...?
- Así.

Las tardes no son aburridas. Punto a su favor.

Como decía antes, quedamos la mitad de los que estabamos en el cursillo inicial, ese para el trabajo tan estable. Solo dudo si se quedará uno, que al teléfono es una de las personas menos correctas que he tenido que escuchar en mi vida. Tutea, trata al cliente como a un colega, habla de temas que no tienen nada que ver con lo que vende...Pero sí, vende.
En cuanto a mi, no tengo nada claro. Ya me han advertido en un par de ocasiones. Una cuando entré enfadado al despacho.

- No voy a poder hacer todo.
- ¿Qué?
- No puedo hacer las escuchas, auditar las ventas, cargarlas y resolver dudas.
- ¿Por qué?
- Materialmente es imposible.

La jefa de multiservicios me mira raro.

- Vamos a ver, si sumo unos 40 minutos por venta, 2 escuchas a cada uno, cargarlas con lo lento que va y tengo a la gente preguntando tonterías en ocho horas no da tiempo.
- Entiendo.

Entiende. Pero después de estar un rato razonando me quedé igual.

La otra advertencia llegó unos días después.

- Hoy tampoco voy a poder hacerlo todo.
- ¿Qué?
- Que no me da tiempo.
- ¿Por qué?

Busco un despertador en el que suene "I got you babe" de Sonny y Cher. Al rato me vuelvo a ir sin respuesta.

A las ocho y algo llaman al despacho a dos comerciales, mi nominado y otro que no vende demasiado. Huele a chamusquina y los otro cinco supervivientes me miran con miedo. "Ni idea", digo con un gesto.

Salen media hora después, ya sin trabajo. Los siguientes minutos los pasamos esperando nuestra invitación al despido. A las nueve y media la gente sale disparada, si no lo han hecho ya no lo van a hacer, pienso. Entro en el despacho con una excusa ridícula y no me comentan nada.

Una hora después salgo del edificio, con el periodo de prueba superado. Mi nuevo yo pacífico martillea mi cerebro. "Ya ves. Sigue así y todo irá bien", dice satisfecho.
Mientras, mi yo antiguo duerme, seguro de que no podré aguantar tanta tontería. Qué bien me conoce el condenao.

martes, 8 de diciembre de 2009

Trabajo estable. Preguntar por Leónidas



Llevamos dos semanas y la cosa se ha animado bastante. No llegamos a los objetivos dementes que nos ha impuesto el cliente, pero rascamos ventas entre una amplia gama de inquilinos de geriátricos. Yo sigo pasando las tardes escuchando llamadas, algo que comenté en la entrevista que no me gustaba demasiado. ¿No ha pedido caldo? Perdone, lo solucionamos en un momento. Aquí tiene un par de tazas. También cargo ordenes, que es en teoría para lo que me habían contratado (ocupa un 10% de mi jornada laboral)
Son las ocho de la tarde del jueves y me llaman al despacho.

- Hemos decidido que vamos a tirar a dos de las comerciales. Te lo decimos para que lo sepas antes de que se lo comuniquemos.
- ¿Y cuando tenéis pensado comunicárselo?
- Ahora. Por favor, diles que vengan.
- Ok.

Agradezco en el alma las milésimas de segundo que me han dado de margen, es un detalle que no se como interpretar. Les digo a las chicas que quieren decirles algo y se desconectan. Por un momento me pregunto si tengo que asistir al despido pero caigo en la cuenta de que soy solo un administrativo.

A los diez minutos salen, recogen sus cosas y se despiden de sus compañeros. No están demasiado afectadas, supongo que dejar de llamar a gente que no espera tu llamada y que ya ha sido bombardeada por la misma compañía a la que representas es un alivio, aunque te quedes en el paro.
Al rato entro al despacho, haciéndome el despistado.

- ¿Y quién ha tomado esta decisión?
- El cliente, llevan unos días en seguimiento por sus ventas. Han estado haciéndoles escuchas desde Madrid.
- Bueno, en mis escuchas no eran tan malas. Y estaría bien que cuando hagan seguimiento también lo hagamos nosotros.
- Lo estábamos haciendo.
- Ah.
Antes de que la conversación se vuelva más absurda me invento una excusa y voy hacia mi mesa.

El único que hace escuchas en la campaña soy yo, la chica de calidad (la que me seleccionó) hace un trabajo testimonial, se encarga de tantas cosas que no tiene demasiado tiempo. Igual para esta gente seguimiento es perseguir a la gente cuando sale. Saber si prefieren McDonalds o Burger King. Los perros o los gatos.

Se acaba el turno y la gente me pregunta por los motivos. Yo contesto que sé lo mismo que ellos (estoy a punto de decirles que también cobro lo mismo que ellos) Y por primera vez en mi vida en el telemarketing no tengo la sensación de estar en el fuego cruzado, puede que algunos de los agentes no se hayan creído mi total ignorancia en el asunto, pero me da bastante igual. No soy su jefe, según mi contrato.

De camino a casa, subido en mi renqueante Speedfight, pienso en las primeras frases del curso de formación.

"Es un trabajo muy estable. Si todos ponéis interés con el potencial que tenéis podéis estar aquí mucho tiempo. Repito, es una campaña estable"

Esta misma noche la página de infojobs regresa con fuerza a mis favoritos.