domingo, 27 de septiembre de 2009

The end and Kito



Al final sí llamaron.

Fue una semana después, para decirme que aun no sabían cuando empezaba, pero no querían que me quedara esperando. El lunes siguiente me confirmaban que empezaba un curso otro lunes. Ahora es cuando ponéis "monday, monday, monday" de Tegan & Sara en vuestros respectivos reproductores multimedia.

Llevo al trabajo y me voy directo a hablar con mi supervisora.

- Hola, precisamente quería hablar contigo. Tengo que darte tu valoración.
- Genial - le digo. Aplazo mis noticias para un momento menos interesante.
- Te he estado escuchando y lo haces muy bien. No te he encontrado ningún fallo. Eres mi mejor agente.
- Algo malo tendré...- a ver que dice ahora, pienso.
- Las llamadas que te he escuchado no. Todo perfecto.
- ¿Y los tiempos?
- 30 minutos por debajo de lo que nos piden.

La miro con los ojos más tiernos que puedo poner.

- ¿Qué querías decirme?
- Me voy, quiero pedir la baja voluntaria.
- Ya.
- Es en serio. Me han llamado de otro sitio y he dicho que sí.
- ¿Estás mal aquí?

Déjame pensar. El primer día nos tratasteis como a cucarachas, me das mi primera valoración dos meses después, levanto la mano y la gente que pasa delante de mi durante los doce minutos siguientes me tira monedas en el casco.

- No, que va. Pero me pagan más. Ocho horas de lunes a viernes.
- Entiendo.
- Además, seguro que sabes que he sido coordinador casi nueve años y aunque como agente la vida es tranquila y sin responsabilidades no me da para vivir.
- Joder, ahora que tenía a alguien bueno en mi grupo te vas.
- Una pena. Lo siento.

Intercambiando más de dos frases con ella me doy cuenta de que no me cae mal. Es la más joven del equipo Hutt y por como la tratan no es la mejor colocada en la escala de mando.

- Bueno, si ves que necesitan a alguien allí acuérdate de mi. Nunca se sabe.
- Vale. ¿Cómo tengo que pedir la baja? Donde trabajaba había que hacer una carta manuscrita.
- Lo pregunto en administración y te digo.
- Gracias.
- Me da pena que te vayas. De verdad.

Me voy a mi puesto y a los diez minutos viene y me dice que tengo que hacer una carta manuscrita.

Pienso en la miseria de finiquito que me quedará, este mes nos han pagado el curso de formación por segunda vez por error y seguramente el fin de la relación con la empresa me saldrá a devolver. Nos dimos cuenta del error en cuanto recibimos la nómina, pero todos lo que quedamos del turno de mañana del cursillo pactamos no decir nada.

Los de la tarde son más tontos o más honrados. Apuesto por lo primero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena, hombre. Te sigo desde hace un tiempo y me solidarizo. Te deseo muy buena suerte.

jesse_custer dijo...

Gracias!
Es bueno saber que alguien lee estas pequeñas tonterías de vez en cuando.